Traumatismos de Vejiga
Al igual que los traumatismos renales, las lesiones de la vejiga pueden ser penetrantes o cerradas, siendo estas últimas las de mayor gravedad. Puesto que la vejiga está muy bien resguardada por la sólida caja pelviana, su ruptura habitualmente está vinculada accidentes graves.
Generalmente se trata de pacientes politraumatizados, cuya complejidad no radica en la lesión vesical misma sino que en las numerosas lesiones asociadas, que pueden ser de mayor compromiso. La intervención oportuna permite evitar complicaciones y contribuir al éxito en la recuperación del paciente.
Aproximadamente el 70 a 80% de los traumatismos vesicales no penetrantes se asocian con fractura de pelvis y a su vez el 5 al 10% de las fracturas de pelvis se acompañan de lesión vesical.
Las técnicas quirúrgicas para resolver el problema son variadas y, en algunos casos, requieren una desviación completa del flujo urinario, por lo que constituyen intervenciones complejas que deben realizarse en centros especializados.
La intervención debe realizarse, además, de manera oportuna y en conjunto con las demás cirugías requeridas para estabilizar al paciente traumatizado.